Los peores pronósticos meteorológicos se cumplieron y nuestra Hermandad se quedó sin poder realizar su Estación de Penitencia. Al igual que ocurrió en 2006, la decisión de no salir no admitía discusión ninguna a pesar de que la Junta de Gobierno retrasó la decisión hasta las 9 de la noche con la esperanza de que pudiera venir una pequeña y anunciada mejoría que nunca llegó. Se vio así frustrada la ilusión de nuestros hermanos y hermanas y de todos los cigarreros en general de poder contemplar a nuestras imágenes por las calles de nuestro pueblo.
El día se despertó vestido de luto y de luto murió. No obstante, las visitas a la iglesia para cointemplar los pasos se contaron por cientos durante toda la mañana a pesar de los intensos aguaceros que arreciaron durante la misma. Había ganas de Semana Santa en La Puebla.
Posteriormente, por la tarde, es de elogiar el comportamiento de nuestro cuerpo de nazarenos, la mayoría de muy corta edad, que supieron mantener la compostura a pesar de la espera y el calor que hacía dentro de la iglesia.
Cuando el Hermano Mayor anunció emocionado la suspensión de la salida procesional, todo el templo irrumpió en una clamorosa ovación de respaldo y apoyo unánime a la decisión que habían tomado los oficiales de la Junta de Gobierno.
Qué cierto es que el hombre propone y Dios dispone. Quizás el Señor lo quiso así. Ahora lo único que cabe pensar es que nuestra Hermandad no sólo es la estación de penitencia, que tenemos más ocasiones para vivirla y ya queda menos de un año para que vuelva a ser Viernes Santo.
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