miércoles, 7 de abril de 2010

UN VIERNES SANTO ESPLÉNDIDO E HISTÓRICO

De perfecto podríamos calificar el pasado Viernes Santo, uno de los mejores que se han vivido en los últimos años.
En primer lugar por la climatología. Gracias a Dios, después de sufrir muchos años de incertidumbre debido a la lluvia o deslucimiento debido al frío, por fin nuestro pueblo se desperezó bajo un Sol radiante que invitaba a salir a la calle y a disfrutar de una preciosa jornada. El día fue luminoso y la noche tan agradable que cientos de personas se echaron a las calles para acompañar a nuestro Sagrados Titulares desde la salida hasta la entrada casi a las dos de la madrugada.
Además, el día traía el aliciente de poder presenciar la salida de nuestra cofradía desde la Parroquia de Ntra. Sra. de la Granada cuarenta años después, hecho que sólo recuerdan personas de una cierta edad. Y, ciertamente, fue una experiencia inolvidable que esperamos se pueda seguir repitiendo muchos años más. Fue extraordinario poder contemplar nuestros pasos bajo las bóvedas de la iglesia así como el cuerpo de nazarenos al completo, pudiendo hacer por vez primera la oración de preparación para la estación de penitencia de forma conjunta.
A las puertas de la parroquia se dieron cita centenares de cigarreros, algo que se mantuvo durante todo el recorrido. Nada más salir, un hermano de nuestra Hermandad, ofreció a nuestros Titulares sendas saetas cargadas de devoción y arte que llenaron de emoción a los presentes.
En la Casa de Hermandad de Ntra. Sra. del Rocío se volvieron a vivir momentos inolvidables, especialmente con el paso de palio que, bajo la maestría de nuestro querido Juan Villegas y el buen hacer de nuestros costaleros, dedicó una emocionante chicotá a esta querida hermandad por su 75 aniversario fundacional.
También se vivió con profunda emoción el paso por la calle Palmar, donde nuestros pasos se volvieron ante la casa de nuestro querido hermano fundador Manuel Campos "Manolo el droguero" que, por primera vez, no vistió la túnica de nazareno debido a problemas de salud.
También hay que destacar la ilusión de los vecinos por cuyas calles transitó la cofradía por primera vez o después de mucho tiempo, como el segundo tramo de la calle Palmar y la calle Antonio Machado, agradeciéndoles el apoyo y el adorno de sus casas.
Y, como no, tenemos que hablar de nuestro barrio del Poyetón, donde el discurrir de nuestra Hermandad se ha convertido en algo mágico que cada año se espera con más ilusión si cabe. Balcones engalanados, casas abiertas, familias reunidas esperando el paso del Señor y la Virgen y un sin fin de detalles que nunca agradeceremos lo suficiente. Eso sí, debemos destacar el cruce de las calles Cervantes y Jacinto Benavente donde dos jóvenes cigarreros, con voces y arte a raudales, entonaron dos magníficas saetas que causaron la admiración y asombro de las personas que allí se encontraban.
Finalmente, quisiéramos destacar la entrada en la Capilla de San Sebastián, donde el gentío que quiso presenciarla hizo que la calle Larga se quedara pequeña.
No quisiéramos terminar este recorrido por el día grande de nuestra Hermandad sin agradecer a los capataces, Manuel y Juan Jamardo, auxiliares y cuadrillas de hermanos costaleros por su magnífico trabajo paseando a nuestros Titulares como merecen por las calles de nuestro pueblo; a nuestros hermanos nazarenos, por su extraordinario comportamiento a pesar de las cortas edades de la mayoría; a nuestro párroco D. Eduardo, por permitirnos ver consumado nuestro viejo deseo de ver salir nuestra cofradía de la iglesia; a la Policía Local y al Excmo. Ayuntamiento, por su ayuda y buena predisposición en todo lo que la Hermandad les demanda; a los hermanos y colaboradores, sin los cuales no serían posible muchas cosas y, finalmente, a los cigarreros en general por su apoyo y entrega cada Viernes Santo.
Lo único que nos queda decir es que ya queda menos para que llegue el próximo Viernes Santo. Muchas gracias a todos.